Ulathäeul: el sendero de los muertos Pt. 1

Poco tiempo pasó para que el nuevo hombre  vestido con sus ropas clericales, y su bonanza se presentara con los Aventureros, y estos le ofrecieran un lugar en su  largo camino,  a lo que aceptaron todos tranquilos, mientras los dientes de la cordillera Noroccidental se tendían a lo lejos, el camino a seguir hasta su destino final, la Ciudad de que vio nacer y crecer a Helmm,  los aventureros se prepararon antes de partir: Jerycho se ataviaba con sus armas y escudos, Barragán preguntaba entre los viajeros y los guardias por especias y/o recetas nuevas, Alban se preparaba mentalmente, mientras desasía su casa arcana, Eila observa sigilosa los movimientos de los hombres y de las caravanas,  Helgoff  quitaba el lodo y sangre seco de sus armaduras, armas y escudos a la par de Helmm,  La única orden que recibieron antes de partir es que se viaja de noche y no más de una jornada.

Los aventureros listos dejaban atrás el campamento casi a la orilla del  rio que protegía el gran puente de piedra gris, al momento que partían la luz de la luna se ocultaba entre las nubes negras y un aire frio corría entre  las copas de los arboles, y el tris te camino se alejaba subiendo poco a poco por la ladera, dejando del lado izquierdo un desfiladero que paso a paso se alejaba del rio y de la cañada, la oscuridad en la cañada es más densa, solo los colores opacos de algunas estrellas que titilan en la bóveda sirven de guía, el camino por la ladera es angosto y viejo, los aventureros ascienden poco a poco hasta llegar al paso de un puente casi en la cima de los dientes de Ulathäeul, (así es conocida por los lugareños la cordillera Noroccidental), el puente colgante de dos metros de ancho por 10 metros de largo y  que en cada esquina desde el piso  se eleva una gárgola de aproximadamente 2 metros y medio de alto, y todo el puente es sostenido por una serie de cuerdas pero por cuatro principales muy gruesas y anchas, una cañada del lado derecho se observa con una serie de arroyos que se unen y caen unos 250 metros, Eila por su ojo sagaz logra zafar una trampa, pero los ojos de los viajeros observan que en las cuerdas y en el piso del puente varias flechas  que viene de una dirección de la parte derecha del acantilado, después de un rato de analizar la situación los viajeros pasan sin contratiempos y solo un ataque furtivo en lanzado en su contra, pero los viajeros desaparecen en la espesura de la noche.