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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Ulathäeul: el sendero de los muertos Pt. 1

Poco tiempo pasó para que el nuevo hombre   vestido con sus ropas clericales, y su bonanza se presentara con los Aventureros, y estos le ofrecieran un lugar en su   largo camino,   a lo que aceptaron todos tranquilos, mientras los dientes de la cordillera Noroccidental se tendían a lo lejos, el camino a seguir hasta su destino final, la Ciudad de que vio nacer y crecer a Helmm,   los aventureros se prepararon antes de partir: Jerycho se ataviaba con sus armas y escudos, Barragán preguntaba entre los viajeros y los guardias por especias y/o recetas nuevas, Alban se preparaba mentalmente, mientras desasía su casa arcana, Eila observa sigilosa los movimientos de los hombres y de las caravanas,   Helgoff   quitaba el lodo y sangre seco de sus armaduras, armas y escudos a la par de Helmm,   La única orden que recibieron antes de partir es que se viaja de noche y no más de una jornada. Los aventureros listos dejaban atrás el campamento casi a la orilla del   rio que protegía el gran puent

el dia despues del puente.

Después de una larga noche de descanso, en la limpia, pulcra y sencilla cabaña que el Señor Alban creo con sus artes arcanas, los viajeros disponen a equiparse para tomar el largo camino de vuelta a casa, a la vez que miran que los cabellos canos se tornaron castaños que las arrugas que acompañaron sus ojos lo abandonaron. Cada uno de ellos disfruta la puesta de sol, que a lo lejos se vislumbra iluminando con sus sombras majestuosas a el gran puente de piedra gris, que cobija el gran rio meridional, el campamento que se ubica en una pequeña ladera que da acceso al gran camino, es custodiado por los guardias que ríen discretamente alrededor de un pequeño fuego, que cuentan historias, acompañados por una gran marmita que un señor que está preparado un potaje, el seque viste unas ropas bastante decentes, Jericó se acerca y después de unas palabras ya están jugando dardos o dagas, Alban en la cabaña, lee cuidadosamente cada una de las palabras en su gran libro, mientras Helmm y Helgof ronc