Los viajeros: Barragán el semiorco cocinero con un bouquet comparable con los grandes chefs hobbits, Jerycho armadura que son las armas que porta, el monje multinombres aunque para los cuates es "drunky", ( ya que la primera vez que bebía con los dwarfos se tomo una cerveza fresca de un solo trago, tiro un dado de Fort. y le salió 1, se imaginan el resto...) Helmm el dwarfo haragán, Helgof el dwarfo, un clérigo humano cuyo nombre no ha mencionado más que en susurros pero le he fiel servidor de la Luz del Amanecer de Nayef Yeyah, y un Druida cuyo nombre también he olvidado por el momento, así pues, ellos han caído de los cielos dispersados en una tierra desconocida, el ambiente que los recibe es frio y un agua nieve cae constantemente de los cielos, al norte se observa una montaña enorme cubierta por nieve que se extiende hasta el cielo y se pierde en el mismo, bosques jóvenes verdes cubiertos por nieve los rodean en ambos flancos y un valle desciende suavemente hacia el sur, los viajeros caen por separado y pasa poco tiempo cuando Jerycho oye acercarse un jinete en la lejanía desde un lado del bosque por un camino de piedra ya perdido por el tiempo, mientras Jerycho se acerca cautelosamente al jinete que finalmente lo aborda cordialmente y se interrogan, el guerrero indagando por un lugar donde descansar y el jinete por el nombre de su interlocutor, entre palabra y palabra el jinete menciona a otros hombres que al igual que Jerycho se encontraban desubicados y el jinete le comenta a Jerycho que los mando a una ciudad al suroeste llamada Anta, y les comento de otra ciudad al este llamada Tordos; pasan dos días y jerycho y es conducido por un camino de loza blanca ya carcomida por el tiempo, a la lontananza se observa el humo que sale de las chimeneas de la ciudad oscura y triste, donde la luz es absorbida en los rincones, y la pesadez y la suciedad adorna las fachadas de los hogares, la ciudad adornada por un rio congelado que corre de norte a sur y dos barcos varados en los muelles, Jerycho pasa por un mausoleo en la entrada de la Ciudad que sirvió de puerta hace siglos, ahora sirve de refugio a los mendigos, el olor es fuerte y nauseabundo pasa de largo y se va a acercando a los muelles, donde ve que la ciudad que está mirando se cimbra sobre otra de hace ya siglos, va caminando y preguntando a los transeúntes por información, y ninguno s afable o asertivo, ni amable.
Mientras los viajeros ya en Anta, se metían en problemas en una casa de una bruja muy antigua, donde el druida tuvo problemas con las peticiones no tan amables de la señora, a lo que intento atacar ya que ella les pidió un favor, actos después ellos gracias a sus sagacidad salieron de la casa de la bruja. donde se encontraron con otros caballeros guardianes de las costas de N´eduil, señores de la oscuridad y vigilantes de la noche, los SINDARAN, donde fueron interrogados y las respuestas condujeron hacia las afueras de la ciudad donde fueron escoltados para ser masacrados.
A un lado de los muelles observa movimiento de grúas, carga y descarga, personas en movimiento con ruidos sordos sobre las maderas de los viejos muelles, una muchacha con ojos brillantes emerge de entre los tambos baúles y cajas, jerycho le pregunta por las generales de sus amigos y en la distracción el jefe de la muchacha gritándole obscenidades por su distracción corría con Jerycho hacia la ciudad, donde ella había llegado recientemente de la ciudad de los 4 pilares muy lejos al sureste, llegaron a la iglesia de Nayef Yeya y poco paso para que salieran a recorrer los caminos en busca de sus amigos.
En las afueras de la ciudad Jerycho y Amaia (la muchacha cargadora de ojos brillantes) observan en la lejanía, a unos caballeros con grandes armaduras que escoltan a los compañeros de viaje de Jerycho, en unas construcciones viejas, de la nada emerge de una neblina y una batalla encarnizada comienza entre los guerreros y los aventureros, que después de un rato salen victoriosos. los días pasaron y la incertidumbre de su camino era oscuro, decidieron ir finalmente a la ciudad de Isengard, muy al Oeste,
Pasaron dos meses para llegar a la ciudad de Isengard, el gran Imperio que unió a los 13 reinos, lugar donde ellos consiguieron trabajo y Vivian según sus profesiones, las voces corrieron y llegaron a grandes mandos militares, donde fueron interrogados por un Centurión, a cerca de las noticias del lejano este, y donde el señor Hermano del emperador por las grandes hazañas de los viajeros les guardaba respeto, así que el comandante no vacilo y pronto consiguió su boleto de regreso a sus tierras en Örum.
y así fue como de repente en la mitad de la noche en las afueras de la ciudad Imperial con un pergamino el Monje leyó las palabras y todos fueron de regreso a sus tierras, el convento donde el había crecido, en las altas montañas, llegaron y el lugar donde se encontraban no lo reconoció de repente, había nadie y el lugar que siempre se mantenía limpio así como el estanque de meditación se encontraba lleno de las hojas de las buganvilias y azafrán que yacían moviéndose en remolino por el aire, en la loza gris iluminadas por la luna llena en un cielo sin nubes, donde la bóveda celestial se colmaba de estrellas. Al este se observa las luces del amanecer y uno de los viajeros grita:" quien Vive!", abajo en las laderas de las montañas se prenden una por una decenas de antorchas y los viajeros rápidamente se introducen al interior del convento.
(Con un tono burlon y arrogante, un poco ahogado en alcohol)...
ResponderEliminar"Hey Drunky! Y nunca hablaron de nuestra victoria contra los 25 'sindarines' esos! Claro que el orejon ayudo un poco... Hic!... Con el par de trolls...!"
Jajajajajaja me encanta la esencia atrapada perfectamente delos eprsoanjes en dos o tres palabras
ResponderEliminar" y un Druida cuyo nombre también he olvidado por el momento", jajaja se llama Silidar
ResponderEliminarlo siento, pero escribo lo que me acuerdo, no me documento, pero ya quedo guardado el nombre. ahora se me olvido el nombre del continente :D , jejeje saludos.
ResponderEliminary creo que eran 25 sindarines y todos ellos a caballo